
1 kg de langostinos frescos o congelados (si son congelados, descongélalos previamente
4-5 dientes de ajo
1 manojo de perejil fresco
Aceite de oliva virgen extra
Sal gruesa (o sal normal)
Opcional: un chorrito de vino blanco o coñac
Precalienta el horno: Enciende el horno y ponlo a calentar a 200°C con calor arriba y abajo.
Prepara los langostinos: Lava bien los langostinos. Si lo prefieres, puedes hacer un pequeño corte en el lomo con un cuchillo para retirar el intestino, aunque no es indispensable. Sécalos un poco con papel de cocina.
Prepara el aliño: Pela los dientes de ajo y pícalos muy fino. Pica también el perejil fresco. En un bol, mezcla el ajo y el perejil picados con un buen chorro de aceite de oliva, la sal gruesa y, si lo deseas, un toque de vino blanco.
Coloca los langostinos en la bandeja: Distribuye los langostinos en una fuente de horno de manera que queden en una sola capa. Esto es importante para que se cocinen de forma uniforme.
Aliña los langostinos: Vierte el aliño que has preparado sobre los langostinos, asegurándote de que todos queden bien cubiertos.
Hornea: Mete la bandeja en el horno y cocina durante unos 8-10 minutos. El tiempo exacto dependerá del tamaño de los langostinos y de tu horno. Estarán listos cuando se vuelvan de un color rosado intenso. Ten cuidado de no pasarte con el tiempo para que no queden secos.
Sirve: Saca la bandeja del horno y sirve inmediatamente. Puedes verter el jugo de la cocción por encima de los langostinos para que queden más jugosos.
Consejo extra: Si quieres un toque de sabor extra, puedes añadir a la mezcla del aliño una pizca de pimentón dulce o picante, o incluso una guindilla picada para un toque de picante.
¡Disfruta de esta receta tan fácil y deliciosa!